sábado, 17 de diciembre de 2011

¿DONDE ESTÁ MI PAPÁ?


PRÓLOGO

No recuerdo cuando fue, sólo sé que un día ya tenía esos extraños sueños. Cada uno era distinto del otro en contenido pero el escenario era el mismo siempre: un pequeño jardín lleno de pasto, flores y un gran árbol tupido y verde; alrededor había pequeñas jaulas con canarios, pinzones y otros pajarillos de los que no puedo recordar el nombre, todos ellos cantaban como si fuese el primer día de primavera, mientras tanto el sol brillaba intensamente colándose entre las ramas del gran árbol ofreciendo una sombra tan fresca como cálida.

En medio del pequeño lugar estaba aquella mujer, de edad avanzada, pelo cano y sonrisa dulce, menuda pero para nada encorvada, siempre se encontraba ofreciéndoles semillas a los pajarillos de las jaulas, mientras tanto yo me acercaba y justo cuando llegaba a una distancia cercana ella me miraba. Nuestras miradas se cruzaron la primera vez que tuve aquel sueño y sin decirnos nada nos reconocimos, ella era mi bisabuela Juana Lara, solo ese nombre puedo recordar, no mucho más; ella me sonríe siempre que me ve llegar a su jardín y luego me hace sentarme junto a ella en un tronco que se encontraba junto al árbol.

De principio no entendía qué significaban aquellos sueños, pero siempre me habló de aquellas cosas que vendrían para mi en el futuro y aunque la mayoría de sus revelaciones eran metafóricas y nada literales, tuve la capacidad de entender poco a poco cuál era el mensaje que ella tenía para mí.

Muchas cosas se me advirtieron en aquellos sueños, tanto cosas buenas como malas, sin embargo la gran mayoría de las ocasiones no pude cambiar el resultado ni evitar mis equivocaciones a pesar de saber lo que pasaría después. ¿Por qué? Solo Dios lo sabe. Lo que si sé es que siempre quiso ayudarme, darme una pista de aquello que me perjudicaría y tratar de aconsejarme para evitarlo siempre que pudiese. Así supe que no terminaría una carrera fuera de mi ciudad natal, así también supe que mi prometido no sería mi esposo a futuro y así tambien supe de mi incapacidad para tener hijos.

Siempre creía entender sus lecciones, pero la última de ellas no la pude descifrar a tiempo. Creí de verdad que mi incapacidad para concebir era algo nato o que simplemente había cometido muchos errores como para que eso pasara, pero no fue así… Algo diferente sucedió un día cuando en mi vientre una pequeña semilla se plantó para dar lugar a ese ser que marcaría mi vida para siempre, algiuen que aunque no conocí amaré hasta mi último latido y cuyo destino me parecía incierto, al menos hasta que creí haberle dado libertad, atándome a mí en el proceso.

No me daba cuenta de aquel error garrafal que habría de cometer y todo por aquel miedo irracional que tenía en mi cabeza, una pregunta que me creía incapaz de responderle cuando fuese el momento, una pregunta que yo misma hice a pesar de darle un sentido diferente. Todo este proceso largo y doloroso se debió a mi incapacidad de responderme a mí misma y al pequeño ser que era mi Ángel.

¿Dónde está mi papá?

Y los sueños de mi abuela… a partir de ese día no volvieron más.

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