Sencillamente porque di todo para obtener nada...
Siempre pensé que la vida se trataba de eso, vivir sirviendo sin esperar y tan es cierto que no he sabido apagar mi velita que es la que espera, pero también es cierto que recibí cosas que de ninguna manera esperaba como recompensa: dolor.
Me olvidé de mí misma para mitigar el dolor de un alma de la que me enamoré, de la dulzura de sus pétalos, de la inocencia de su ser y lo logré, fui un alma protectora que salvó a otra de la soledad, pero tanto me empeñé en su salvación que un día desaparecí y no me encontré en ninguna parte...
Me encontró el alma de Lean y la llamita de la vela rejuveneció hasta ser parte de una llamarada de sensaciones más allá de un alma en pena, sin embargo el encanto era como la polvora, se enciende tan rápido como se va y así fue...
El alma protectora se convirtió en perdida y busco la compañia del alma de dulzura en flor, sin embargo la sorpresa fue que el mundo era scuro y gris, tanto como las almas que antes le hacían compañia, fue por eso que no pudo encontrarlas.
El alma antes protectora sufrio fríos, hambre, desgracias hasta el fin de los tiempos. Se dice que existe por ahí un alma que sigue buscando a la pequeña y perdida alma protectora, se dice que la despertará de su sueño y la sacará del abismo.
Aún cuando la leyenda cuenta esto, una versión diferente me vino a la memoria... se dice que el alma protectora volvió sola a la vida, tan solo guiada por los lamentos de las almas arrepentidas, sin embargo tal fue la obsesión que la hizo seguir los lamentos que pronto enloqueció y volvió a perderse en la inmensidad de los tiempos, sin posibilidad de salvación.
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