En el mundo de los mejores amigos no existe tal cosa como el esperar, la reciprocidad, y mucho menos, enamorarse.
Dentro de las leyes de los mejores amigos está ese error terrible y garrafal, el enamorarse; porque como mejores amigos toca estar ahí, consolar, mirar al frente y mostrar lo bella que es la vida, hacer reír, apoyar y por supuesto que el motivo de la atención jamás se enamoraría de alguien que hace eso por ella.
Todos se enamoran de aquellos que lastiman, de los que mienten, de los que hieren, de los que hacen sufrir, simplemente porque sonreír todo el tiempo es aburrido y los pocos momentos de felicidad se atesoran como lo más preciado en el mundo, como si esos momentos fuesen únicos.
Y sí, realmente las cosas solo pasan una vez y no se repiten. La vida corre y si como mejor amigo pasas la barrera que te separa de lo que eres te darás cuenta que estás fuera de lugar, que no te corresponde, que con tal de tener lo que amas tendrás que mentir, matar, hacer llorar y te das cuenta... no puedes hacer tal cosa, porque tu amor es puro. Entonces te resignas, regresas al lugar que te corresponde y a lo lejos ves a los enamorados besarse, mimarse, abrazarse; tal vez entonces sepas lidiar mejor con la vida, serás más frío, no dejarás entrar a nadie en tu corazón y solamente entonces alguien se fijará en ti, alguien a quien seguramente no podrás corresponder: tu mejor amigo.
Y la historia se repite...
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