Si, por favor vete... yo no tengo fuerza para echarte fuera, me sorprende que incluso haya tenido las agallas de echar fuera a quien debí amar más y en cambio aquí estoy, tirando lluvia de nuevo porque mi cabeza no se quiere tranquilizar. Vuelve a irte por favor, convenceme de que no soy más que una carga, dejame seguir lamentandome, deja que me siga doliendo, deja que siga viviendo mi doble luto, después de todo ¿quien eres tú sino mi complice? lo fuimos ambos, para todo lo fuimos pero como todo complice no importan las consecuencias siempre le echaremos la culpa al otro de los errores, porque amigos no somos, en los amigos suele haber reciprocidad y cariño y tengo que meterme bien metido en la cabeza que no me quieres ni de una forma ni de otra.
Y con todo esto ¿porqué me sigues haciendo falta? por pendeja, no hay de otra. Porque solo tú sabías que tipo de caricias necesitaba para sonreír, pero era toda una mentira, porque sólo recibí esas caricias cuando estaba realmente dolida por algo, cuando realmente sentía el dolor escociendo y normalmente el causante de esas heridas no era otro sino tú mismo, entonces como ya lo he dicho, la culpa te hace actuar, nunca fue el cariño. ¿Sabías que lo abrazos se dan como muestra de afecto? Bueno parece que en tu lenguaje nunca fue así, pero una cosa sí tengo bien claro aquí el que tiene miedo no soy yo, ya no tengo miedo a que me lastimes, porque ya no lo voy a permitir, aún te da miedo que yo esté cerca porque al final sabes que te harás daño, solo espero que ese miedo no te aleje más de lo que ya te alejó de las personas que sí te querían, sobre todo de ella misma. Y yo sí te quería, pero ya no más no siento nada por ti, por eso vete y pretenderé que nada me duele, no me verás llorar ni una vez más porque de ser así tu culpa volverá y jamás podré dejarte ir.
Siempre debió ser así, yo y mi ángel, solo nosotros dos sufriendo por tu pérdida y tú... protegiendote, igual que siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario