martes, 17 de enero de 2012

A veces quisiera que jamás hubieras existido para que así no me duela que no estés, la cuestión es que tú no pediste existir, yo fui la que te concibió y yo fui la que te dije adiós, al final eres el único que de nada tuvo culpa y en cambio dos pendejos de más de veintitrés años no fuimos capaces de hacer nada por ti. Estoy enojada por ser tan débil y ese enojo me hace querer ser más fuerte, pero al mismo tiempo me odio tanto que quiero causarme el peor de los daños, quiero dañarme hasta morir, no quiero salir del dolor porque eso significaría evadir que moriste.

Todo eso es lo que me mantiene muerta en mi depresión, me aferro a ti y eso me mantiene parada, sin avanzar, llorando...
y eso ni te honra ni hace que valgas la pena haber existido, soy una perra maldita y como tal sé que hice mal pero de nada me sirve seguir lamentando que me equivoqué. Tengo la obligación de vivir, esa es la verdad, porque las ganas o el deseo no lo tengo, solo la obligación de traerlo a este mundo y aún así tengo miedo de no poder hacerlo.

Mi fábrica está mal y luego me asustan con esa palabra tan horrible, el cáncer, no quiero tener que llegar de nuevo a ese punto, al punto que morir es más fácil y menos doloroso que tener que luchar contra mi cuerpo y los virus.

Deseo con todas mis ganas la muerte desde hace tanto, eso es lo único por lo que estoy viviendo, para poder morir bien, para poder sonreír en el último momento sabiendo que luché hasta las últimas consecuencias, simplemente quiero tener la fuerza de hacerlo.

En tierra firme parezco no caer al mar ni a las tempestades pero sigo deseando un poco de mi sol, de mi isla y eso es lo que me mantiene lejos del mar, el mismo deseo de volver a buscar mi isla inexistente me mantiene parada en mi continente. Debo decirlo sé que me siento mejor pero aún me falta camino por recorrer y no será fácil, pues lo que fue fácil ya lo hice y ya lo hicimos y fui la más perjudicada, no dejaré que las salidas fáciles me destruyan de nuevo y menos por sentir amor por una isla que no existe.

Detesto mis sentires, quiero apagarme, apagar mi corazón y quizá así piensen que avanzo, el estar "bien" no es avanzar, hacerlo implica aceptar, perdonar pero sobre todo aprender y para ello necesitaba llorar lo suficiente, después de todo ¿cuánto habrías llorado si tuvieras a tu hijo? seguro eso sí te ponía triste, eso si te hubiera hecho llorar y fue justo eso lo que no debió importarme.

Bebito sigue cantando, mami todavía quiere dormir tranquila pero por favor no llores más, yo sé que tu a través de las manitas de una niña me acabas de decir "te perdono y te quiero" por ello voy a continuar contra todo deseo de muerte o de rendirse, porque quiero volver a abrazarte desde adentro y sentir que podrás mirarme en algún momento.

Quiero gritar que me salven pero hacerlo es en vano... qué puedo esperar sino lástima y no comprensión, no un abrazo, no un beso, no cariño. Me quedo en tierra firme porque me sostiene y no le pesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario